Comprar una nueva casa es la alegría de muchos, no importa si se trata de la primera casa que se compra con dinero propio o si es una nueva mudanza después de las veinte anteriores. Un nuevo hogar significa un emocionante y diferente comienzo.
Exactamente así lo enfrentó este hombre al mudarse a la zona de Tucson, Arizona, en el territorio de los Estados Unidos. Todo parecía normal para este jefe de bomberos, hasta que un día descubrió algo en su nuevo hogar que sorprendió a todos, en especial a él mismo.
Una compraventa normal
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Cuando John Sims se hizo con su nueva casa, era un momento especial para él, pero muy común en lo que respecta al mercado de bienes raíces, era solo una transacción más. No obstante, tras la compra, John escuchó ciertos rumores relacionados a su casa nueva.
El dueño anterior del inmueble dijo unas palabras sobre algo escondido en el jardín. Al principio, nadie le prestó atención, pero John quedó con eso grabado en su mente. Después de todo, esa era su casa ahora.
Con las llaves en la mano
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La persona dueña de la casa antes que John era un amigo de él, por eso es que estaba tan firme sobre comprar la casa. La confianza entre ellos los permitía hablar sobre lo que sea que tuviese la casa, pero esa conversación nunca surgió, ya que todo estaba en perfecto estado.
Solo después de la compra fue que John se enteró sobre el rumor que le contó su amigo. Supuestamente, algo raro pasó en la casa hacía algún tiempo, específicamente en el jardín trasero.
Un rumor por confirmar
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El hecho de que la propiedad guardase un secreto era algo emocionante e inquietante a la vez. Quizás era algo bueno o solo era una mala noticia, nadie lo sabía a ciencia cierta, ya que el amigo de John nunca buscó confirmar o desmentir el rumor.
Mientras John estaba mudándose, no podía dejar de pensar en el rumor sobre lo que estaba escondido en el patio. Si algo raro pasaba en su casa, él quería saberlo.
A solas con el misterio
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Era sencillamente imposible olvidar el misterio escondido en el patio. Para John Sims resultaba inquietante estar en casa, mirar al patio trasero y desconocer qué era lo que este escondía. En ese momento se convenció de que resolvería el misterio, así que pidió una pala.
No obstante, pronto se dio cuenta de que una pala no sería suficiente, pues el secreto no estaba en la superficie, por lo que tendría que cavar más profundo para resolver este misterio.
¡A excavar!
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Aún sin estar 100% seguro de que realmente había algo que buscar, pues solo se trataba de un rumor no confirmado por su amigo y antiguo dueño de su propiedad, John comenzó su labor de excavación. No tenía claro por dónde hacerlo, pero solo lo hizo.
Tras haber cavado varios hoyos poco profundos, se dio cuenta que el jardín ya estaba un poco dañado, por lo que se dijo a sí mismo que recuperaría el patio luego de acabar de excavar. Su jardín era relevante para él, pero no más que solventar el misterio.
Calor abundante
Develar la verdad escondida en el patio se convirtió en la prioridad de John, pero este misterio trajo consigo muchas dificultades. Uno de ellos es el calor, el cual alcanza cifras escandalosamente altas en el verano de Tucson, Arizona.
Esto hacía que el escarbar en la tierra se hiciera algo muy engorroso. Pero no era un motivo de peso para John, quien solo quería cavar y cavar hasta conseguir lo que buscaba. La pala era su amiga y su meta era saber si el rumor era o no era cierto.
Un campo de batalla
Tal y como en la guerra, el jardín del John estaba lleno de huecos que parecían trincheras o marcas de bombas. Cada hoyo le costó el sudor de su frente y muchas llagas en las manos. Pero a pesar de esto, John aún no había conseguido nada.
Viendo ese desastre y sabiendo todo el esfuerzo invertido, John comenzó a dudar sobre si era realmente cierto que algo se escondía en su patio. Era un desafío impresionante para él, pero no conseguir ni un solo indició le cansó, a tal punto que decidió para por un momento.
Un poco de investigación
Cavar y cavar sin encontrar nada fue un duro golpe, por lo que John decidió hacer un poco de trabajo más inteligente y dejar a un lado la fuerza bruta. Con la idea que le surgió estaba convencido de que sería más simple conseguir resolver el misterio.
La idea era simple, buscar información sobre su propiedad. Cualquier cosa podría decirle más que los hoyos en el jardín trasero. Y de hecho, así fue. Tras una ardua investigación, John consiguió pistas.
Siguiendo las pistas
Tucson es una ciudad muy meticulosa con sus registros, por lo que John pudo conseguir más información de la que estaba buscando. Así fue como supo el año de construcción de la casa, su historial de dueños y algunos otros datos.
Entre esos datos, estaba un permiso concedido a la compañía Whitaker Pools para que hicieran unos trabajos especiales en la propiedad. Pero eso había sido en 1961, ¡hacía más de 50 años! Pero lo más raro de todo, es que esa era una compañía de piscinas y en la casa no había ninguna piscina.
Más profundo
Entre los mismos registros había algunos planos y bosquejos que señalaban la propiedad, sus tamaños y una zona en específico marcada con algunos números. Y era justamente esa zona la que ahora atraía su atención, ya sabía hacia dónde mirar.
Con eso mente, hizo aún más seria su búsqueda, contratando a un equipo de profesionales para que le ayudasen a buscar eso que estaba enterrado en su casa. Él tomó su pala, ellos sus maquinas, incluyendo un buscador de metales.
El sonido del metal
Con un perímetro de búsqueda más corto, en teoría iba a ser más sencillo encontrar el secreto enterrado. Los viejos rumores estaban a punto de desecharse o reavivarse, era solo cuestión de tiempo.
Los detectores de metal se pusieron en acción, todos estaban esperando ese sonido que hacen al chocar con los metales, pero solo hubo silencio… hasta el último segundo. Cuando todos estaban a punto de rendirse hicieron un descubrimiento.
La X marca el tesoro
Pero el sonido era solo el inició, este solamente indicaban nuevas zonas en las cuales focalizar la atención. Como en un mapa del tesoro, encontraron la equis, ahora debían cavar nuevamente. Pero no solo había una equis, ¡sino dos!
No había un secreto, sino dos. Dos misterios a ser descubiertos. Todo tenía sentido ahora, John ya sabía que era cierta la leyenda de su casa, solo quedaba excavar para hallar lo que estaba buscando.
Su amiga, la pala
Con el misterio casi resuelto, solo quedaba cavar, así que John tomó nuevamente su pala y empezó a sacar tierra sin importar el clima del verano. Solo tenía que cavar hasta detectar lo que había debajo de sus dos zonas de interés.
La primera zona estaba dando algo de pelea, así que fue por la segunda y allí encontró algo rápidamente. Pronto se topó con su pala golpeando algo, un sonido que sin duda alguna era metálico. El misterio estaba por ser resuelto.
A menos de un metro
El descubrimiento fue hecho a menos de un metro bajo tierra, lo cual ponía ciertas dudas en su mente, era muy poco profundo. Nadie escondería algo de valor en un lugar tan superficial, pensaba él.
Incluso llegó a pensar que quizás se trataba de tuberías o de algún tipo de pozo séptico. Estaba emocionado, peor también tenía miedo de acabar decepcionado. John realmente deseaba conocer lo que pasaba en su patio, pero estaba un poco angustiado por cómo se veía su patio ahora y por la inversión de tiempo y dinero que había hecho.
Buenas noticias
El sonido metálico no era un pozo séptico tal y como lo temía John, quien excavó en el lugar con mucho cuidado de lo que pudiese toparse. La buena noticia para él es que lo que estaba enterrado era algo mucho más jugoso.
A medida que enterraba la pala y sacaba tierra, John fue develando lo que estaba enterrado. Ya casi se sentía como un arqueólogo, desenterrado con cuidado lo que había conseguido en su jardín trasero. Con cada pala que sacaba, se acercaba más al momento cumbre.
Más preguntas que respuestas
Definitivamente lo que John encontró no era un pozo, pero tampoco estaba claro lo que sí era. Debajo de su jardín había una joya muy grande, la impaciencia de a poco se apoderaba de él. Pero con cada pala iba descubriendo más de la estructura, la cual era más grande de lo que pensaba y eso le generaba muchas preguntas.
Había metal, pero también había concreto, mucho concreto. De a poco comenzaba a verse una especie de entrada o una puerta… ¿en medio de un patio? ¿Qué hace allí una puerta y hacia dónde guiará?
Cada vez más cerca
El descubrimiento de una puerta o portal enterrados en medio de su propio patio puso bastante emocionado a John. El misterio de su casa estaba a punto de ser revelado. Al seguir cavando se toparía con algo increíble.
Quizás al principio esperaba un cofre del tesoro, pero esto iba más allá. Lo que vio tras quitar toda la tierra fue una escotilla. Eso indicaba que algo grande e importante estaba allí abajo, enterrado en una casa común y en medio de un vecindario común. Al alzar la tapa no quiso entrar, un lugar encerrado por tanto tiempo quizás no sea seguro, algo que muy bien saben los bomberos.
Larga espera
Con todas las preguntas que tenía en mente, John apenas podía esperar para obtener las respuestas guardadas bajo su jardín. Pero, la seguridad es primero. Muchas cosas podía haber en aquel lugar, incluso podía haber cosas que no se veían a simple vista.
Quizás gases que emanaban de aquel misteriosos lugar, incluso una madriguera de animales salvajes o hasta moho; lo que no es loco pensar dado que estaba bajo tierra, donde la humedad es mucho mayor. No era algo que debía hacer solo, necesitaba apoyo de alguien por si al bajar le sucedía algo.
Bajo tierra
Todo un día dejó John aquella escotilla abierta, un tiempo de espera prudente y más que suficiente para hacer realidad sus intenciones de bajar a conocer lo que su casa escondía de él. No era un viaje de 20.000 leguas submarinas, pero para él sí que era una aventura.
Apenas echó un vistazo notó algo sorprendente y que para nada esperaba conseguir. Si la escotilla no había activado el detector de metales, seguro esto sí. Más sorpresas, eso era lo que guardaba el hoyo.
El misterio del hoyo
En el hoyo había unos gigantescos trozos de metal corroído por los años sin usar y bastante sucios debido a la tierra que se levantó con la excavación. Todo esto sacó un poco de contexto a John, quien no logró ver en primera instancia lo que aguardaba bajo tierra.
Pero repentinamente lo vio, los pedazos de metal no estaban puestos de forma caótica o aleatoria, sino que formaban parte de un todo: una escalera. Eso significa que había mucho más por ver, la escotilla era solo el comienzo.
Hambre de descubrimiento
A estas alturas, John ya se había convertido en un completo explorador. La aventura de cavar lo transformó de a poco. Pero una cosa era cavar y otra era ingresar a este terreno subterráneo desconocido en su propio jardín trasero.
El secreto estaba más cerca de revelarse, John no paraba de pensar en las palabras de su amigo, pero también sabía que abajo podía haber cualquier cosa. Como bombero, sabía muy bien que debía ser cauteloso antes de tomar cualquier decisión.
Lo bueno tarda en llegar
Al adentrarse en la tierra, el riesgo se hacía cada vez más alto. Cada escalón de esta escalera de caracol debía ser probado para evitar un accidente. La construcción fue en el año 1961, mucho tiempo ha pasado desde entonces.
Por eso debía hacerlo con el apoyo de sus amigos o compañeros, personas que lo apoyasen tras levantar la escotilla. Por suerte, los bomberos son muy voluntariosos, así que no fue problema encontrar a sus colegas en el departamento de bomberos.
Con un plan en mente
Por supuesto, no estamos hablando de cualquier persona, hablamos de John, el aventurero. Así que en su mente ya había un plan para entrar en el misterioso hoyo de su patio trasero. La seguridad era muy importante, así que sencillamente no iba a ser demasiado precavida cualquier medida que tomase.
La paciencia era clave en este plan, ya que había que ir paso por paso. Este misterio ya le había quitado mucho tiempo, pero sabía que estaba cerca de resolverlo, así que no debía desesperarse.
La ruta
Por supuesto, nadie sabía lo que le esperaría a John abajo, así que había que tomar previsiones para múltiples escenarios. Más de cinco décadas de abandono debían haber causado algo en aquel lugar; cualquier cosa podía estar dentro.
El secreto del patio estaba cerca de ser resuelto, pero primero había que bajar la escalera desconocida, con peldaños de acero desgastados y en mal estado, lo que por sí mismo representa una aventura.
Pavimentando el camino
No era seguro ingresar en esas condiciones, incluso algunos del equipo pensaban que era una locura. Por eso había que hacer de la entrada algo más sólido, que dé confianza a quien lo pisara. Con eso en mente, el equipo de John reforzó la entrada, colocando vigas y concreto. Con eso había menos probabilidades de colapso.
El premio estaba cada vez más cerca, pero apresurarse podría derrumbarlo todo, así que tomaron las previsiones que pensaron necesarias. El calor de Arizona casi los hace flaquear, pero resistieron colocando una lona para poder trabajar durante todas las horas del día.
Con trabajo por hacer
Los refuerzos de concreto fueron una excelente idea, pero sencillamente no era suficiente. Estar bajo tierra involucra oscuridad y quizás una linterna era demasiado peligroso. Así que estos bomberos se ingeniaron otra manera, mucho más segura.
Una línea eléctrica era la mejor manera de asegurarse la iluminación perfecta. No era lo más sencillo, pero era lo correcto dado el tamaño de la sorpresa. John pensaba que se toparía con un tesoro al principio, no con una puerta que lleva a un lugar desconocido. Así que era mejor tener luz para vero todo.
Una precaución más
John se consideraba a sí mismo como alguien privilegiado por poder ser bombero, una profesión que le ayudó mucho en su aventura de descubrir el misterio oculto en su patio. Por eso sabía que una de las amenazas latentes en el lugar podría ser el moho y la humedad de las paredes… si es que había alguna habitación después de las escaleras.
Así que decidió hablar con su equipo de amigos y comenzar a instalar una tubería, con ella harían algo simple: inyectar aire fresco al lugar.
La misma escalera
John y su equipo de amigos hicieron un magnífico trabajo, pero hubo algo que sencillamente no pudieron cambiar, las escaleras. La formación de caracol estaba en el mismo estado, así que quienes descendiesen debían ser extremadamente cautelosos.
Pero John pensaba que eso era ser demasiado arriesgado, así que tuvo la idea de poner una escalera en el hoyo para así suplantar la función de la primera escalera. Con esto se podrían dar pasos más formes para resolver el misterio enterrado en su patio.
¡Descenso!
El plan fue muy bueno, se puso en marcha y todo salió como lo pensó, así que ya era hora de dar un paso hacia adelante. O mejor dicho, hacia abajo. Este era el momento que estaba esperando desde que su amigo le comentó ese raro rumor de algo escondido en el patio.
La espera se acabó, por primera vez vería con sus propios ojos lo que sea que estuviese escondido allí abajo. Y, probablemente, sería la primera persona en verlo después de 50 años.
Un gran paso para John
Paso a paso, John fue bajando por la escalera iluminada y por el camino ventilado y reforzado que construyeron. Cada paso le hacía pensar en su aventura y en lo que iba a conseguir al terminar las escaleras.
Pero lo que sea que se haya pasado por su mente no se acercaba a la realidad. John bajó hasta un enorme cuarto, de proporciones impensadas para estar en un jardín trasero. Además, todo estaba en excelente estado allí abajo. Lo mejor para él es que la habitación no era todo, también había túneles, muchos túneles.
Todo era verdad
Pocas son las veces en las que un rumor acaba por ser enteramente cierto, este fue uno de esos casos. A John se le dijo que la casa escondía algo espectacular, y así fue. La compañía Piscinas Whitaker hizo un excelente trabajo.
Pero lo que construyeron no era exactamente una piscina. Al verlo, John de inmediato comprendió de lo que se trataba. El año de construcción dice mucho sobre el lugar, las piscinas han sido populares todo el tiempo, pero en los 60 había otras cosas de las cuales preocuparse.
El deterioro
Es innegable que el complejo de laberintos y la sala principal estaban en excelente estado, pero eso no quiere decir que no había algún tipo de deterioro. En 50 años muchos materiales se degradan y se vencen. Así que John quiso quitar algo de fibra de vidrio.
Este material es altamente tóxico, sobre todo en el estado en el que estaba, así que John no lo dudó ni un segundo. Era una reparación relativamente menor considerando todo lo que ya había hecho para entrar en ese hoyo.
Un poco de historia
John Sims sabía que lo que había bajo su casa era un pedazo de historia de su país y de todo el mundo. El lugar estaba vacío, pero lleno de momentos que pasaron por su cabeza. Aquello no era una piscina, sino un refugio.
La guerra fría fue una de las peores guerras en la historia; esta construcción era un refugio para no sufrir los daños de las bombas nucleares. Pero algo aún no quedaba claro… ¿por qué Piscinas Whitaker construiría un lugar así? Se suponen que hacían piscinas, no que armaban bunkers.
Negocios
Cuando la guerra estalló, no muchas personas querían construir piscinas, así que el mercado estaba bastante duro al respecto. Pero Piscinas Whitaker supo aprovechar la oportunidad que pedía el mercado y comenzó a experimentar haciendo bunkers.
Pero no solo hicieron un par, hicieron muchos de ellos. Una compañía en Los Ángeles hizo más de 500 en aquella época. Resulta que descubrieron que no era muy diferente cavar un hoyo de piscinas a un bunker nuclear.
Una sala bajo tierra
Por suerte, hace rato que la guerra fría pasó y el mundo está en paz de amenazas nucleares, así que John comenzó a pensar en las diferentes posibilidades de uso que podría tener el bunker nuclear. Un amigo sugirió una especie de cueva para hombres… la idea no caló.
En internet es común ver que diversas personas sacan provecho increíble a los bunkers, hacen de ellos hermosas casas o museos dedicados a la historia de esa época. El misterio de su patio debía ser un espacio al cual poder sacar provecho.
Haciendo aliados
Como dijimos, John no es la única persona que tiene en casa un refugio antibombas (aunque quizás si sea el único que debió cavar para descubrirlo), así que fue a Reddit a contar su historia. Allí consiguió una plataforma muy receptiva y pudo hablar con otros propietarios de lugares así.
De pronto, aunque por una razón obvia, la guerra fría tomó otro color en su vida, Así que también comenzó a buscar aliados para saber qué hacer con su bunker, luego se dio cuenta que un museo era lo que él quería.
Juntando dinero
John se topó con este tesoro, pero lamentablemente no había ningún cofre con oro. Es un bonito regalo, pero no le dio dinero alguno, así que abrió una página de GoFundMe para comenzar a gestionar el dinero que necesitaba para su museo.
“Descubrí un bunker en mi jardín, necesito su ayuda”, esas fueron sus palabras. La prioridad era la entrada, era sencillamente imposible mantener la estructura por más tiempo. Eso fue lo que dijo en el perfil de esta web; necesitaba dos mil dólares.
Nueva escalera
La estructura reforzada para mantener la entrada ya estaba hecha gracias a él y sus amigos, pero John sabía que la escalera era lo más importante. Los dos mil dólares que consiguió en su campaña no fueron suficientes, ¡pero ese no fue un impedimento!
Sencillamente tomó de sus ratos libres para abaratara la mano de obra y así poder acabar con el proyecto. Cuando lo hizo, se tomó la molestia de dejarle saber a todos cómo había quedado la escalera caracol remodelada.
Cueva para hombres
Por fin podría sacar esa escalera gigante y poco decorosa que había puesto al inicio para poder bajar sin riesgos. Con la fotografía que compartió también quiso decirles a todos que la idea de un refugio de hombres ahora le sonaba mejor y que un museo también podía hacerse.
“Veré este refugio y pensaré inmediatamente en la guerra. Una terrible situación que sencillamente no debería ocurrir. No es normal que alguien quiera encerrarse en su propia casa para protegerse.” John es un hombre de convecciones.
Un monumento a la historia
Una vez supo lo que era, John comenzó también el plan de juntar objetos de esa misma época, por eso es que un museo tenía para él tanto sentido. Por la época eran comunes los artefactos para medir radiación, los kits de primeros auxilios y de supervivencia, además de ciertos implementos médicos.
Vintage, así define él su nuevo espacio; así que lo decora acorde, con elementos de esa época de la historia. La historia de este museo de John aún se escribe, pero lo que hizo, su perseverancia, ya está grabada con nosotros para siempre.